domingo, febrero 05, 2006

ROCKEROS ERAN LOS DE ANTES...

Mientras miraba a los astronautas tratando de arreglar el nuevo fracaso de la NASA, no dejaba de pensar en Space Oddity de David Bowie. Y en un caso más que particular de asociación libre, comencé a preguntarme como el Duque Blanco había pasado de protagonizar películas interesantes como El hombre que cayó a la Tierra (The Man Who Fell to Earth, Nicolas Roeg, 1976), El ansia (The Hunger, Tony Scott, 1983) – en la que también hacía una breve aparición Peter Murphy –; o La última tentación de Cristo (The Last Temptation of Christ, Martin Scorsese, 1988), donde interpretaba nada menos que a Poncio Pilatos; a participar en una película como Zoolander (Idem, Ben Stiller, 2001) haciendo de sí mismo en un jurado en una competencia de modelos. ¿Acaso el propio Bowie perdió la provocación de antaño, o Hollywood los prefiere mansos?
El cine mainstream ha sabido nutrirse de las vidas de los músicos más talentosos del siglo pasado, para transformarlos en soporíferos biopics como en los casos de The Doors (Idem, Oliver Stone, 1991), Sid y Nancy (Sid & Nancy, Alex Cox, 1986) y La Rosa (The Rose, Mark Rydell, 1979) inspirada en la vida de Janis Joplin. En el último Festival de Cannes, Gus Van Sant presentó Last Days, basada en las últimas horas de Kurt Cobain.

Tal vez, podríamos pensar que Cobain marcó un quiebre en la historia del rock marcando el último hito del artista-mito-trágico. Los músicos de hoy en día parecen más preocupados en cuestiones de marketing, ventas, promociones, recaudaciones, que en explorar las “puertas de la percepción”.

Pero volvamos al cine. ¿Qué anduvo haciendo en la gran pantalla el rebel, rebel Iggy Pop? La “Iguana” además de sus participaciones en Sid y Nancy y en El color del dinero (The Color of Money, Martin Scorsese, 1986), participó en un par de producciones totalmente bizarras. Tales fueron los casos de Cry Baby (1990) del maestro John Waters junto a Johnny Depp; Atolladero (Oscar Aibar, 1995); Tank Girl (Rachel Talalay, 1995); El cuervo (The Crow: City of Angels, Tim Pope, 1996). También hizo dos películas con Jim Jarmusch: Dead Man (1995) y Coffe and Cigarettes (2003); y en The Brave, la única película dirigida por Johnny Depp.

Si seguimos con los músicos “de antes”, no podemos dejar de nombar a The Who con dos películas emblemáticas: la alucinógena Tommy (Ken Russell, 1975) y Quadrophenia (Franc Roddam, 1979); así como tampoco podemos obviar a la sobrevalorada Pink Floyd: The Wall, dirigida por Alan Parker en 1982.

En esta lista subjetiva (y por lo tanto incompleta), obtiene un lugar destacado Tom Waits quien cuenta con una larga trayectoria en la gran pantalla al haber trabajado con directores como Coppola en Golpe al corazón (One From The Heart, 1982), The Outsiders (1983), Rumble Fish (1983), The Cotton Club (1984) y Dracula (1992); y junto a Jim Jarmusch en Down by Law (1986), Mystery Train (1989) y Coffe and Cigarettes (2003).

Pero me quedé pensando en Rumble Fish (o La ley de la calle). ¡Qué película! Pasé toda mi adolescencia admirando al “chico de la motocicleta” interpretado por el genial Mickey Rourke, un actor que supo mantener siempre su actitud, aquella actitud que supieron tener los músicos de antaño antes de que se los fagocitara la industria o el paso del tiempo. Pero si bien a Rourke la vida le ha dado bastantes golpes, ahora le está dando una segunda oportunidad. Por favor, no se lo pierdan en Sin City.

por Nicolás Quinteros

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